Libro de lectura (El hombre que confundio a su mujer con un sombrero)

Libro de lectura

Autor:Oliver Sacks
Biografía:Nacido en Londres en 1993. Es neurólogo y escritor conocido por sus libros sobre los efectos de los trastornos neurológicos, que estos están basado en hechos reales. Hijo de médicos  fue educado en los mas estrictos internados de su país  fue brillante en sus estudios de ciencias, graduado en medicina en la universidad de Oxford.
 En 1960 viajo a estados unidos para especializarse en neurologia en las universidades de son francisco y los angeles. en 1965 acepto un puesto como profesor en el colegio de medicina albert einstein y se establecio en Nueva York, donde ha desarrollado toda su carrera como profesor y doctor especialisa en desordenes del sistema nervioso. Su experiencia con casos de migrañas fue la base de su primer libro, Migraña (1970).
Mientras acababa ese libro, empezó a trabajar en el Hospital Beth Abraham de Nueva York, en el que entró en contacto con varios supervivientes de la epidemia mundial de encefalitis letárgica, una enfermedad del sueño que apareció a finales de la década de 1910 y principios de la de 1920. Los enfermos, sumidos en un sueño profundo comparable a la muerte, padecían diferentes grados de incapacidad para hablar, andar o alimentarse y algunos requerían atención médica permanente.
En 1969, Sacks empezó a administrar a sus pacientes una nueva sustancia experimental llamada L-dopa con resultados extraordinarios en la recuperación de las facultades de los enfermos. Sin embargo, la droga milagrosa que había logrado "resucitar" a los afectados comenzó a fallar al cabo de un periodo de tiempo y las víctimas de encefalitis letárgica regresaron a su estado previo.
Sacks relató aquella experiencia en Despertares(1973), libro se convertiría en la base para la película Despertares (1990), nominada a varios premios Oscar. Dirigida por Penny Marshall, el actor Robin Williams encarnó a Oliver Sacks y Robert De Niro a Leonard Lowe, un enfermo que consigue recuperarse de su aletargamiento. El dramaturgo británico Harold Piner también escribió en 1992 Un tipo de Alaska, obra inspirada en el texto de Sacks.
En 1974, mientras practicaba senderismo en Noruega, sufrió una lesión severa en su pierna izquierda que le dejó sin sensibilidad. La lenta mejora en la recuperación de la sensibilidad de su pierna inspiró la memoria Con una sola pierna (1984). En 1985 publicó El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, una colección de sus casos clínicos que se convirtió en un best seller, haciéndole llegar a un público más extenso.
Desde entonces, y gracias a su extraordinaria habilidad para describir los fenómenos que alteran el sistema nervioso humano, ha logrado vender millones de libros sobre sus casos clínicos. Su catálogo de "neurorrelatos", traducido a más de veinte idiomas, ha recibido innumerables premios. Algunos de sus títulos son Veo una voz (1989), Un antropólogo en Marte (1995), La isla de los ciegos al color (1997) y El tío Tungsteno (2001). Recientemente, ha sido elegido miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras.





“EL HOMBRE QUE CONFUNDIÓ A SU MUJER CON UN SOMBRERO”




Capitulo 1: El hombre que confundio a su mujer con un sombrero
El doctor P era músico. Mostraba incapacidad de reconocer las caras de sus estudiantes, losreconocía por la voz y creía que algunos objetos eran personas. Después de varios años lediagnosticaron diabetes y acudió a un oftalmólogo porque la diabetes podía afectar a su vista.No se le detectó nada anómalo en los ojos pero se le informó de que podía tener problemasen las zonas visuales del cerebro y se le derivó a un neurólogo. El neurólogo no detectósíntomas de demencia pero si descubrió que el doctor P era incapaz de reconocer objetos ensu totalidad sólo podía percibir y describir partes de los mismos. Sólo veía los rasgos distintivosy elaboraba esquemas de los objetos pero era incapaz de reconocerlos. Los lóbulos temporalesy el córtex musical estaban bien. Se le diagnosticó una agnosia visual profunda debido a unproceso degenerativo o un tumor en las zonas visuales del cerebro. Era capaz de formularhipótesis cognitivas pero era incapaz de realizar juicios cognitivos ya que esto suponeestablecer relaciones entre los objetos que se perciben y al doctor P le faltaban estasrelaciones. Tenía dañada la percepción visual, la memoria, la imaginación visual y lasfacultades de representación visual. El doctor P era incapaz de reconocer, imaginar y recordarcaras por ello buscaba indicadores visuales, por ejemplo: su mujer llevaba siempre unsombrero grande y muy característico y el doctor P buscaba los rasgos característicos ydistintivos del sombrero y entonces asociaba ese sombrero con su mujer.



Capitulo 2: el marinero
Jimmie era un marinero que caudio al nurologo porque tenia problemas de memoria. se descubrio que Jimmie vivia estancado en 1945. Recordaba el nombre, el año de nacimiento... pero no recordaba su edad y mostraba desorientacion en el año actual. Era capaz de de resolver rompecabezas y problemas complejos. Jimmie tenia problemas para recordar objetos que acaba de ver, recopilando informacion el neurologo le diagnostico amnesiaanterógrada. Presenta problemas en la memoria de trabajo

Cap 3: La dama desencarnada

Nos informa de lo que hizo un señor llamado Sherrington, éste señor dio lugar a la propiocepción que quiere decir “lo que pasa dentro de nuestro cuerpo” (más o menos). Wittgenstein afirmó que el ser humano no es capaz de percibir lo que tiene delante porque ya está “acostumbrado” a esas cosas, en su libro empezó a cuestionarse sobre lo que pasaba dentro de nosotros, si el individuo puede dudar de su propio cuerpo.

La lectura sigue con la historia de una chica llamada Christina a la que le gusta mucho el deporte pero una vez se le detectaron unas piedras en la vesícula y decidió operarse.

El día antes de operarse, Christina tuvo un sueño en el que no se podía mantener en pie ni coger nada, pero el psiquiatra dijo que era normal, pero el sueño se hizo realidad aunque el psiquiatra dijo que eso era “histeria de angustia” y que también era normal. Llegó el día de la operación y Christina no se sentía mejor, se sentía desencarnada. El Dr. Sacks y su equipo le hicieron unas pruebas, no se podían imaginar lo que allí estaba pasando así que llamaron al fisiatra, éste dijo que Christina había perdido el sentido de propiocepción y él tampoco lo había visto nunca. Se aplazó la operación, y Christina preguntó que era lo que le estaba pasando y el Dr. Sacks le explicó todo lo que hasta ahora había averiguado, Christina lo entendió todo, a partir de ahora ella tenía que ser los ojos de su cuerpo. Christina está aterrorizada por las dudas (¿Cómo iba a ser su vida?), pero empezó a moverse, cuando quería mover una parte del cuerpo tenía que fijar la mirada en ella, más tarde, empezó a hacer movimiento más naturales. Al principio Christina se mantuvo casi muda porque no tenía postura vocal natural y lo mismo con la cara. Christina empezó a caminar de nuevo y a hacer las cosas que hacía antes (más o menos) pero su vida no era normal tenía que hacer muchos esfuerzo. A pesar de esto, se seguía sintiendo desencarnada; ahora la sociedad le trata como a una farsante. A veces se pone histérica y grita, no sabe como ha podido llegar hasta esa situación. El Dr. Sacks leyó algo acerca de un tal George Dedlow, que parecía sentir lo mismo que Christina, ósea no tener “yo”. A Christina le gusta mucho pasear en coches descapotables porque es en el único sitio que recuerda que tiene brazos y cara (porque siente el aire). Su situación es “wittgensteiniana”, no ha recuperado la propiocepción, como Wittgenstein habría dicho: “Christina ha triunfado pero también ha fracasado. Ha conseguido el obrar pero no el ser. Ha mejorado mucho porque ha conseguido derrotar obstáculos y dificultades inconcebibles y ha sobrevivido, pero no ha conseguido quitar esas sustituciones y esas compensaciones del Sistema Nervioso, sigue estando enferma y derrotada”. (Christina fue la primera con esta “enfermedad” pero hoy en día hay muchas personas que también han perdido la propiocepción y la mayoría ha ingerido vitamina B6 o lo que es lo mismo piridoxina).



Capitulo 4: el hombre que se cayo de la cama

Este capítulo narra uno de los casos más extraños, un joven que llega al hospital aparentemente normal, afirma que una de sus piernas no es verdaderamente su pierna sino que pertenece a otra persona, el Dr. Sacks intenta convencerlo de que eso es un error y que sino es así como podría explicar donde estaba verdaderamente su pierna. El Dr. Sacks no encontraba ninguna explicación lógica ante este tipo de problema que sufría el joven, finalmente Sacks recibió una carta del neurólogo Kremer que le contaba que había pasado por un caso muy parecido al suyo.

Capitulo 5: manos


Madeleine una mujer de unos sesenta años con ceguera, parálisis cerebral que había estado siempre al cuidado de su familia  ingresó en el hospital de Nueva York, una vez allí el Dr. Sacks descubrió que la mujer era prácticamente incapaz de utilizar las manos de coger ningún objeto e incluso identificarlos  El doctor creyó que no utilizaba las manos simplemente porque nos las necesitaba ya que se lo había dado todo hecho a lo largo de su vida, animó a la mujer a utilizarlas y de esta manera colocó el plato de comida más lejos de lo habitual obligando a Madeleine a tener que estirar los brazos y de esta manera coger los alimentos con las manos, la mujer se quedó sorprendida al descubrir que podía utilizar estos dos órganos que para ella eran inexistentes hasta ese momento. Desde entonces Madeleine comenzó a hacer cualquier tipo de trabajo con ella incluso esculturas.


Cap 6: Fantasmas
Empieza con la distinción de varios tipos de fantasmas que hizo el señor Weir Mitchell; éste dijo que habían muchísimos tipos y citó los más importantes como: espectros sensoriales, unos que eran muy reales, dolorosos, también habían indolorosos, otros que parecían replicas de lo perdido…. Más tarde cuenta algunas historias que han sucedido y que contienen en ellas “objetos fantasmas” como la del dedo (un marinero perdió un dedo y su dedo le persiguió muchos años hasta que a este paciente contrajo una neuropatía diabética sensorial grave y perdió la sensación de poseer dedos n ese momento el dedo fantasma desapareció), fantasmas posicionales (cuenta la historia de Charles D. que se caía muy a menudo porque sentía que su pierna (bueno la que le habían puesto) cada vez era más larga y luego corta, delgada y luego ancha y sino fijaba la vista en los pies se caía) y contó muchas historias de pacientes a los que le sucedían cosas con sus miembros fantasmas.

Cap.7: “A nivel”
Cuenta que un señor llamado MacGregor se inclinaba hacia el lado izquierdo pero él no se daba cuenta, este señor fue a la clínica St. Dunstan's y fue atendido por el Dr. Sacks, entre los dos vieron el problema y hablaron sobre el nivel que tiene el cerebro, del que carecía el Sr. MacGregor porque tenía parkinson y esta enfermedad afectó a dicho nivel, a este señor se le ocurrió ponerse un nivel fuera del cuerpo y cerca de la vista para poder ver cuando se inclinaba y corregirlo, y él y el Dr. Sacks se pusieron a trabajar en esas “gafas con nivel”, el experimento funcionó perfectamente, al principio era algo incómodo pero luego ya miraba el nivel automáticamente. Más tarde, muchos otros pacientes que tenían parkinson las usaban.

Cap 8: ¡Vista a la derecha!
Trata de la señora S. que no sentía el lado izquierdo de su cuerpo ni de su rostro, ella sólo comía la mitad del plato de comida o sólo se maquillaba la mitad derecha de su cara (padecía de hemidesatención) pero esto se acabó cuando a la señora S. se le ocurrió ponerse una silla de ruedas giratoria y dar vueltas hasta encontrar la parte izquierda, después el Dr. Sacks le puso una cámara de video para que viese el lado izquierdo de su cara como si fuese el lado derecho pero no resultó porque era muy incómodo debido a que la señora S. no sentía nada en su lado izquierdo.

Cap 9: El discurso del presidente
Un buen día, el presidente fue a dar un discurso en la clínica donde estaban todos los afásicos (personas que sufren trastornos en el lóbulo temporal izquierdo), éstos no paraban de reírse, y es que a una persona que padece de afasia no se le puede mentir con palabras porque no las entienden, ellos se fían de lo gestos, del tono de voz… para entender lo que se les está diciendo, y el presidente mentía tanto con sus palabras (ya que es muy fácil) pero con los gestos no les podía mentir (porque resulta muy difícil ya que salen sin ser “pensados”). En el libro hace la comparación entre un perro y un afásico, dice que en este caso los dos son muy parecidos porque ninguno entiende de palabras y se guían por los gestos. Más tarde nos habla de lo pacientes con agnosia total (pacientes (tienen trastornado el lóbulo temporal derecho) totalmente opuestos a los que padecen afasia porque carecen del sentido de la expresión y del <<tono>>, pero que conservan la capacidad de entender las palabras) que en el discurso sólo podían fijarse en los movimientos del presidente, y aquí el caso de Emily D. que estaba perdiendo la vista muy rápidamente y no podía concentrarse tanto como antes en los movimientos, ella propuso que los que hablasen con ella lo hiciesen en prosa, el presidente no hablaba en prosa, por tanto, no convenció a Emily. A todos los seres humanos se nos puede engañar con las palabras mientras que a los afásicos o a las personas con agnosia total no se les puede engañar ni conmover tan fácilmente
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Cap 10: Ray. El tiqueur ingenioso
El síndrome de Tourette, descubierto en 1885, se caracteriza por un exceso de energía nerviosa y una gran abundancia y profusión de ideas y movimientos extraños (tics, espasmos, muecas, etc…); este síndrome en sus formas “superiores” afecta a todos los aspectos de la vida instintiva, imaginativa y en sus formas “inferiores” afecta la impulsividad y movimientos anormales.
Para Guilles de la Tourette, el inventor de este síndrome, y para sus amigos el síndrome constituía una posesión del individuo por instintos e impulsos primitivos. En esos años surgieron muchas personas con este síndrome, para unos era benigno y para otros malignos porque quedaban poseídos. Siempre había sido muy amplia (unía lo orgánico y lo psíquico) pero cuando cambiaron de siglo pasó a ser una neurología sin alma y una psicología sin cuerpo, con ello desapareció la posibilidad de aclarar el síndrome de Tourette y también dicho síndrome, la gente ya casi lo nombraba, algunos médicos decían que era mítico y otros ni sabían de su existencia.
También se olvidó la enfermedad del sueño, ambos tenían en común la rareza de los actos de aquellos individuos que lo padecían. La enfermedad del sueño adopta a veces unas formas hipercinéticas o frenéticas se trata de que los pacientes solían manifestar, al principio de la enfermedad, una agitación creciente de la mente y el cuerpo, movimientos violentos, tics…después, e apoderaba de ellos un sino contrario, un “sueño” similar al trance que lo abarcaba todo.
Cuarenta años más tarde el Dr. Sacks administró L-Dopa a los pacientes con la enfermedad del sueño o postencefalitis. La L-Dopa los trasformó: primero los “despertó” haciendo pasar del estupor a la salud, luego se vieron empujados hacia el otro extremo, los tics y el frenesí.
En 1971, el Washington Post habló con el Dr. Sacks sobre esos pacientes y el Dr. Sacks le dijo que tenían tics, esto hizo que publicasen un artículo donde hablaban de los tics, y este artículo hizo que al Dr. Sacks le llegasen muchas cartas de pacientes con tics pero sólo aceptó Ray.

El Dr. Sacks le recetó un cuarto de miligramo de Haldol tres veces al día. Ray volvió a la semana con el ojo morado y la nariz rota, el Haldol lo había desequilibrado por completo, alterando su velocidad, su ritmo, sus reflejos increíblemente rápidos. Muchos de sus tics, lejos de desaparecer, se habían hecho simplemente lentos, y enormemente prolongados. Ray estaba decepcionado y le dijo al Dr. Sacks que si él le quitaba lo tics que quedaría de él ya que solo está formado por esos tics, hablaba de él en tercera persona como Ray el ticqueur ingenioso, no sabía si los tics eran un don o una maldición, y que no podía concebir la vida sin el tourettismo. El Dr. Sacks recordó a otros pacientes y le propuso que se viesen una vez por semana durante tres meses. En ese tiempo intentaron imaginar la vida sin tourettismo, investigaron lo que la vida le podía ofrecer sin las atenciones y atracciones del síndrome, examinaron el papel y la importancia de la económica que tenía para él el síndrome y cómo podría arreglárselas sin él, después probaron el Haldol y Ray se vio libre de tics y sin efectos secundarios durante nueve años.
Ray no se sentí preparado para vivir sin esos tics, pero esos tres meses le sirvieron de mucho.
El ahora disfruta de una vida mas tranquila.

Cap 11: La enfermedad de Cúpido
nathasa una mujer inteligente se sentia con mucha energia, la empezaban a gustar los hombres, decia que tenia la enfermedad de cupido la sifilis. Hizo una prueba en la que tenia una neurosis en el cortex cereblal, se dieron cuenta que tenia parkinsonismo.

Cap 12: Una cuestión de identidad
El señor William Thomson estaba en la consulta, confundió al Dr. Sacks con Ton Pitkins, luego con Hymie y después con Manners, hasta que al final se dio cuenta que estaba en una consulta y no en su tienda como había creído hasta ahora; le preguntó al Dr. Sacks si estaba loco y qué hacia allí. El Dr. Sacks le dijo que tenía un pequeño trastorno en la memoria y dificultades para recordar e identificar a la gente y él le dijo que era cierto porque confundía a personas con otras. El Sr. Thomson identificaba a mucha gente en poco tiempo para intentar acertar, no tenía inseguridad en sí mismo. Solía estar desorientado porque pasados unos segundos ya no se acordaba dónde ni con quién estaba. Experimentaba un sueño de situaciones, imágenes y gentes en perpetuo cambio, transformación y mutación continuas. William vivía en un mundo fático, estable, plenamente normal. Cuando William hizo un viaje subió a un tren y el taxista dijo que era sorprendente hablar con él que le contó muchas historias y se notaba que había estado en muchos sitios pero pronto le aclaramos que no era así, que no era exactamente una sola vida, que era una cuestión de identidad.
Jimmie G., otro paciente con el síndrome de Korsakov, hacia mucho que se había aliviado de su enfermedad, en cambio William no se recuperaba. Él salió del hospital en ebullición, todavía se mantenía en un delirio confabulatorio casi frenético, creando un mundo y un yo para substituir al olvidado y perdido. El Sr. Thomson debía de hacerse a sí mismo a cada instante (dicho literalmente) porque nosotros, a diferencia de él, tenemos una historia biográfica, cuya continuidad y sentido es nuestra vida, todos nosotros edificamos y vivimos una “narración”” y esta narración es nosotros, nuestra identidad, en cambio el Sr. Thomson no podía seguir esa historia porque no la tenía el a cada instante tenía que construir una nueva porque no recordaba la anterior. El Sr. Thomson necesita esa narración para mantener su identidad, su yo. Esta necesidad es la clave de la fantasía desesperada del Sr. Thomson, de su verbosidad; como él no tiene esa continuidad ni narración interior continua se ve empujado a una especie de frenesí narrativo y de ahí sus historias incesantes, su mitomanía, sus fabulaciones.
El don de William era su perdición, sólo si callase un momento podía penetrar la realidad en él. William está tan condenado que no sabe que está condenado, porque lo dañado no es simplemente una facultad sino la ciudadela misma, el yo, el alma.
El Sr. Thomson vaga muchas veces por el jardín, y en esa tranquilidad que dan las flores encuentra la suya, la presencia de otras personas le excita y le inquieta, esa presencia hace que busque y elabore una identidad rápidamente; estar en el jardín solo le ofrece una comunión muda y profunda con la propia naturaleza y también la sensación renovada de estar en el mundo, de ser real.


Cap 13: Sí, padre-hermana
La señora B., antigua química, había experimentado un cambio de personalidad, se volvió chistosa, impulsiva y “superficial”, su amiga decía que ya no se preocupaba por nada.
Al principio creían que era hipomaníaca pero luego se dieron cuenta que tenía un tumor cerebral. La Sra. B. tenía un carcinoma inmenso que afectaba a los sectores orbitofrontales de los dos lados frontales.
La primera impresión que tuvo el Dr. Sacks de ella fue que era una chica muy alegre y divertida.
La Sra. B. le dijo al Dr. Sacks que parecía un cura (padre) por la barba, una hermana por la bata blanca y un médico por el estetoscopio, el Dr. Sacks se quedó muy extrañado con eso y le preguntó si lo miraba a él en absoluto y ella contestó que no. Conocía la diferencia entre padre/hermana/médico y también entre izquierda/derecha pero decía que no significaba nada para ella, el Dr. Sacks le preguntó que si ese “no significar nada…” le molestaba y ella le contestó que no.
En el rostro de la Sra. B. no se reflejaba ninguna expresión de ayuda; su mundo estaba vacío de sentido y de significado; nada resultaba ya “real” (o “irreal”); todo era “equivalente”o “igual”; todo el mundo había quedado reducido a una insignificancia jocosa. Esto le parecía muy raro al Dr. Sacks y también a las amigas de la Sra. B., pero ella se mostraba indiferente, despreocupada. La señora B. no estaba presente como persona.




Cap 14: Los poseídos
En el capítulo diez el Dr. Sacks hablaba del síndrome de Tourette qie tenía Ray, en ese capítulo nos decía que algunas personas pueden estar hasta poseídos por este síndrome, estas personas apenas serían capaces de integrar una identidad real en medio de la presión y el caos tremendos de los impulsos tourétticos. En este capítulo vamos a hablar del síndrome de Tourette pero en una forma más avanzada, más fuerte, es el síndrome de supertourette.
Esta forma del síndrome cuando posee a una persona desintegra su personalidad y la conduce a una forma extraña, fantasmagórica, pantonímica y con frecuencia imitativa de «psicosis» o frenesí. Esta forma del síndrome es muy rara, no se da tanto como la forma base/original de este síndrome. Se distingue en su fenomenología y su psicología subyacente, y exclusiva. Guarda afinidades con las psicosis motoras frenéticas que a veces provocan la L-Dopa y con los frenesís confabulatorios de la psicosis de Kornakov. Todos estos trastornos pueden casi aplastar a una persona. 
Al tratar a Ray, el Dr. Sacks veía a mucha gente por las calles de Nueva York, gente que padecía lo mismo que Ray. Pronto recordó a una viejecilla que parecía ser el centro de un alboroto, esta anciana tenía unas convulsiones increíbles. El Dr. Sacks se acercó, aquella anciana estaba imitando a todos los transeúntes, captaba a todas las personas y las caricaturizaba, adoptaba y asimilaba las características y las remedaba. Aquella mujer que imitaba a todos los que pasaban por la calle perdía su yo, se convertía en nadie. La anciana se fue a una calle donde apenas pasaba gente y allí vomitó las identidades engullidas de las últimas cincuenta personas que le habían poseído en tan solo diez segundos, al Dr. Sacks le sorprendió bastante, nunca había vivido algo parecido y este hecho le fue de gran ayuda.
Una persona que padece tourettismo percibe su desdicha con una agudeza aplastante y quizás irónica, aunque puede que sea incapaz de hacer algo al respecto, a esta persona la arrastra el impulso extravagante, se ve arrastrado a una situación ambigua con su trastorno.


Cap.15: “Reminiscencia”
A la señora O'C., un poco sorda pero con lo demás en perfecto estado, una noche le pasó algo muy extraño, en enero de 1979, soñó clara y nostálgicamente con su infancia en Irlanda, con las canciones que allí cantaban y con la música que bailaban, cuando despertó seguí escuchando la música y creyó que alguien se había dejado alguna radio encendida pero después de comprobar todas las radios se dio cuenta de que no había ninguna encendida, después pensó que eran los empastes porque había oído rumores de que los empastes emitían sonidos, se quejó a la enfermera y ésta le dijo que a sus empastes no les pasaba nada, más tarde pensó que qué radio iba a poner las canciones que a ella le gustaban y nada más y se preguntó si la radio estaría en su cabeza. Estaba desconcertada, su última esperanza era su ENT, el otólogo, así que aquella mañana fue a visitarle y él le dijo que no eran los oídos y que quizás debería de ir al psiquiatra, la señora O'C. fue y éste la mandó al neurólogo, a ver a Sacks.
El Dr. Sacks quiso hacer un electroencefalograma para prestar atención a los lóbulos temporales del cerebro, todavía no podía hacerlo, en el periodo de espera se atenuó la música, disminuyó de intensidad, y era menos persistente. Cuando puede hacer el electroencefalograma sólo oía fragmentos breves y esporádicos. Le instalaron y le aplicaron los electrodos en la cabeza y el Dr. Sacks le pidió que levantase el dedo índice de la mano derecha cada vez que la oyese. En dos horas levantó el dedo tres veces y cada vez que lo hacía las plumas del electroencefalograma resonaban y transcribían picos y olas agudas en los lóbulos temporales del cerebro. Esto confirmó que tenía ataques, los cuales son la base invariable de la «reminiscencia» y de las alucinaciones experimentales. El doctor realizó una exploración cerebral y mostró que había tenido una pequeña trombosis o infartación en una parte del lóbulo temporal derecho, las canciones eran consecuencia de un ataque y lo mismo que remitió éste, «remitieron» las canciones. A mediados de abril habían desaparecido y el Dr. Sacks le preguntó que qué pensaba de todo esto y si echaba de menos las canciones, ella dijo que era un gran alivio pero que sí que las echaba de menos porque
ahora no era capaz de recordarlas y aquello era como haber vuelto a su infancia. El término que el Dr. Sacks utilizaba para esto era «nostalgia incontinente». El Dr. Sacks no trató ningún caso similar hasta junio del año pasado en que examinó a la señora O'M. que había estado ingresada en las misma institución, tenía ochentaitantos años, estaba un poco sorda, era inteligente y despierta. Oía música dentro de la cabeza y a veces un zumbido, también voces que hablaban aunque no entendía lo que decían. Todo comenzó un día que estaba ella en la cocina y empezó a escuchar una canción pensó lo mismo que la señora O'C. que se habían dejado una radio encendida, los miró todos y observó que estaban apagados; esto sucedió en 1979 pero la música continúa hasta cuatro años después, la señora O'M. tenía la preocupación de si estaba loca, pero la monja le contó que ya había pasado antes y se tranquilizó, y todavía más después de hablar con el Dr. Sacks.

Cap.16: “Nostalgia incontinente”

El doctor Sacks llegó a calificar a la L-Dopa como “una especie de máquina del tiempo extraña y personal”. El Dr. Sacks se puso a escribir la historia de una paciente que se llamaba Rose R. y pensó menos en términos de “reminiscencia” y más en términos de “obstrucción” esta señora no había pasado nunca del año 1926; pronto se acordó en los términos que escribía Harold Pinter describiendo a “Deborah” en A Kind of Alaska, que contaba lo siguiente:
«Uno de los efectos de la L-Dopa administrada en los pacientes posten_
cefalíticos, es la reactivación de síntomas y pautas de conducta presentes en una etapa muy anterior a la enfermedad, pero “perdidas” después. Hemos comprobado el retorno y la reactivación de recuerdos, sueños “olvidados”» después ponía el ejemplo de una señora mayor, de sesenta y tres años, que tenía parkinsonismo postencefalítico progresivo desde los dieciocho años, llevaba hospitalizada desde los veinticuatro años en un estado de “trance” oculogírico casi continuo. La L-Dopa produjo en ella un alivio logírico, permitiendo que el movimiento y el habla fuesen casi normales. Pronto siguió una agitación psicomotora con potenciación de la libido. Este período se caracterizó por nostalgia. Esta señora pidió una grabadora y grabó innumerables canciones obscenas, chistes, versos “picantes”…. Estos estaban animados con alusiones repetidas a acontecimientos de la época, evocaban un mundo del pasado. La paciente decía: «es increíble; no puedo entenderlo; hace más de cuarenta años que no oía esas cosas ni pensaba en ellas; pero ahora recorren sin cesar mi pensamiento». El aumento de la agitación les obligó a reducir la dosis de L-Dopa, y con ello la paciente.
Penfield y Perot han podido evocar recuerdos estereotipados estimulando puntos epileptogénicos del córtex, y han deducido de ello que los ataques que se producen de modo natural en esos pacientes, o los inducidos artificialmente, activan “secuencias de recuerdos fosilizada” en el cerebro.
La reminiscencia forzada parecía ser una excitación, mientras que la reminiscencia incontinentemente nostálgica de la vejez y a veces de la embriaguez, parece más próxima a una desinhibición y un descubrimiento de estros arcaicos. Estos estados pueden “liberar” recuerdo, y todos ellos pueden conducir a una re-experimentación y una re-presentación del pasado.
Cap 17: Un pasaje a la India
Bhagawhandi P., una muchacha india de diecinueve años, tiene un tumor (un astrocitoma) maligno en el cerebro. El tumor se había manifestado cuando tenía siete años pero era de escasa malignidad y estaba bien delimitado, eso permitió una resección y una recuperación completa y que Bhagawhandi hiciese vida normal. Esta tregua duró diez años, ella sabía que tenía una “bomba de tiempo” en la cabeza.
El tumor volvió a aparecer a los dieciocho años pero más expansivo y más maligno. No era posible extirparlo. Se efectuó una descompresión para permitir que se expandiera, ingresó en la clínica con debilidad y parálisis del lado izquierdo, con ataques esporádicos y otros problemas. Ella parecía aceptar el destino que le esperaba, aún así quería relacionarse, disfrutar y experimentar mientras pudiese. El tumor iba creciendo y avanzando hacia el lóbulo temporal; le administraron esteroides para reducir el edema cerebral, los ataques se hicieron más frecuentes y más extraños.
Los primero ataques habían sido convulsiones de grand mal; los nuevos tenían un carácter diferente, no perdía la conciencia, sino que parecía como “ensoñando”, había pasado a tener ataques del lóbulo frontal frecuentes, que se caracterizaban por “estados de ensoñación” y “reminiscencia” involuntaria. Esta ensoñación adquirió un carácter más definido, más concreto y más visionario; adquirió la forma de visiones de la India, eran lugares en los que la muchacha había estado y había amado de niña. El Dr. Sacks le preguntó que si le molestaban esos “sueños” y ella contestó que no, que era como volver a su país, a su casa. Una “psicosis de esteroides” suele ser desorganizada y agitada, mientras que Bhagawhandi estaba siempre lúcida, tranquila y serena. Había una especie de fantasmagoría, los fantasmas eran recuerdos. Se producían con conciencia y juicio normales, no estaban “hipercateterizados” o cargados de impulsos apasionados. Los sueños, las visiones, se hicieron más frecuentes, más profundos. Ocupaban la mayor parte del día, la veían arrebatada pero siempre con una sonrisa dulce y misteriosa. Si alguien le preguntaba algo, ella respondía inmediatamente, con lucidez y cortesía, pero las enfermeras de allí tenían la sensación de que estaba en otro mundo. El Dr. Sacks también opinaba lo mismo, pero no quería indagar aunque sentía mucha curiosidad.
Cap 18: El perro bajo la piel
Stephen D. un chico de veintidós años que estudia medicina y consume drogas, un día soñó que era un perro y que estaba en un mundo increíblemente rico y significativo en olores. Al despertar, se encontró en un mundo así, con esas cualidades, él decía que era como si hasta ahora hubiese estado ciego a todos los colores y ahora se encontraba en un mundo lleno de color, se había potenciado la visión cromática y también la percepción visual eidética y de la memoria. Después de tres semanas, cesó esa extraña transformación, sus sentido volvieron a la normalidad, Stephen se alegraba de haber vuelto pero también decía que era una pérdida tremenda, ahora ve a lo que los seres humanos hemos renunciado por ser civilizados y humanos, dice que necesitamos lo “primitivo”, a veces, siente nostalgia por aquel mundo de olor, aquel mundo fragante, tan vívido, tan real, dice que era como una visita a otro mundo, a un mundo de percepción pura, rico, vivo, autosuficiente, pleno, quiere volver de vez en cuando. Freíd escribió que el sentido del olfato del hombre era una “baja”, algo reprimido en el desarrollo y la civilización. Lo que el Dr. Sacks constata es la universalidad de la inhibición, incluso a nivel perceptivo más elemental: la necesidad de inhibir lo que Head consideraba primordial y lleno de tono-sentimiento, y que llamaba “protopático”. Head dice que quizás deberíamos de ser hombres y no perros, en cambio la experiencia de Stephen D. recuerda al Sr. Sacks el poema de “el canto de Quoodle” que es que a veces necesitamos ser perros y no hombres.
Cap 19: Asesinato
Donald mató a su novia estando bajo la influencia del PCP. No tenía ningún recuerdo del hecho. Los detalles del asesinato, expuestos en el informe forense, fueron ocultados al público y al propio Donald. No queda ningún recuerdo y puede que no hubiese ninguna intención de violencia, a los que los cometen no se les considera ni responsables ni culpables pero no por ello comprometen menos su propia seguridad y la ajena.
Estuvo cuatro años en un hospital psiquiátrico, tenía dudas de si era delincuente o loco, él decía, con tristeza, que no estaba en condiciones de vivir en sociedad. Le interesaban las plantas desde siempre, por tanto, se hizo cargo de un terreno olvidado y desatendido y creó jardines de flores, de plantas aromáticas y de todo tipo. Con ello, perecía que había encontrado una especie de austero equilibrio. Las relaciones humanas y las pasiones humanas habían sido reemplazadas por una calma extraña. Tras cinco años empezó a salir bajo palabra, se compró una bici, por la cual precipitó el segundo acto de su extraña historia. Sufrió una grave herida en la cabeza y contusión grave en ambos lóbulos frontales, entró en coma, hemipléjico, y así permaneció durante dos semanas, luego empezó a recuperarse y empezaron las “pesadillas”. El regreso de la conciencia vino acompañado de una vorágine y una agitación desagradables, al aclararse la conciencia, se aclaró con ella un recuerdo que ahora resultaba terrible. El asesinato, antes perdido para la memoria, se alcanzaba ahora ante él con gran intensidad, Donald veía continuamente el asesinato. Se trataba de “reminiscencia” auténtica e incontrolable, ahora conocía los detalles del asesinato revelados por el informe pero que no se habían revelado en el juicio ni tampoco a él. Todo lo perdido u olvidado era recuperado e insoportable. Con el paso del tiempo, las funciones del lóbulo frontal son ya casinormales, los nuevos anticonvulsivos han permitido un control de la agitación del lóbulo temporal. Donald ha vuelto a la jardinería, siente paz trabajando en el jardín, allí no surgen conflictos porque las plantas no tienen ego, no pueden herir sus sentimientos. La terapia definitiva de Freíd es trabajo y amor. Donald no ha olvidado nada del asesinato pero ya no está obsesionado, ha alcanzado un equilibrio fisiológico y moral.

Cap 20: Las visiones de Hildegard


Hilderag de Bingen, una moja, experimentó innumerables “visiones” desde pequeña hasta el final de su vida, ha dejado imágenes y relatos de dichas visiones en los Scivias y Liber divinorum operum, son jequecosos e ilustran variedades del aura visual. Hilger selecciones los fenómenos más característicos como un punto o un grupo de puntos de luz que chispean y se mueven y suelen considerarse estrellas; y figuras circulares con formas de fortificación definidas que irradian en algunos casos de un área coloreada. Hildegard escribió que las visiones las contempla despierta, alerta y con los ojos del espíritu y los oídos interiores, las percibe abiertamente y de acuerdo con la voluntad de Dios. En una visión las estrellas caen y se apagan en el océano y esto para ella significa “la caída de los ángeles” ella lo comenta así: «una multitud innumerable de estrellas fugaces siguen hacia el sur, y de pronto fueron arrojadas al abismo asique no pude verlas más» ésta es la interpretación alegórica de Hildegard. La interpretación de los médicos es que experimentó un chaparrón de fosfenos que cruzaron el campo visual, tras lo cual se produjo un escotoma negativo. Dice que la luz que ve no está localizada, por ello la llama “la nube de la luz viva” los escritos, las palabras, las virtudes y las obras de los hombres brillan en ella ante Hildegard, a veces ve dentro de esa luz otra a la que llama “la nube de la luz viva en sí” cuando la contempla se borran de su memoria todas las tristezas y los pesares.

Un acontecimiento fisiológico, banal, desagradable o intrascendente para la inmensa mayoría de las personas, puede convertirse, para una conciencia privilegiada, en el substrato de una suprema inspiración extática.

Hildegard dice que hay momentos en que sientes la presencia de la armonía eterna, si ese estado durase más de cinco segundos, el alma no podría soportarlo y tendría que desaparecer; durante esos cinco segundos ella vive una existencia humana completa y por eso podría dar su vida eterna sin pensar que estuviese pagando demasiado...


Cap 21: Rebeca


Rebeca, una chica de diecinueve años, según su abuela sigue siendo una niña en algunos sentidos, ella no es capaz de dar una vuelta a la manzana, de abrir una puerta con la llave, a veces se pone mal la ropa, en fin, no parece tener ningún sentido del espacio, se mostraba torpe y mal coordinada en todo sus movimientos, en el uniforme que le hicieron decía que era una “subnormal motriz”, pero cuando Rebeca bailaba desaparecía toda esa torpeza.

Rebeca tenía una fisura palatina parcial, los dedos cortos y gruesos, y una miopía degenerativa grave, era muy tímida y retraída, ella tenía la sensación de tener una imagen ridícula. Sentía un profundo amor hacia su abuela, le gustaba la naturaleza, los cuentos, los relatos y la poesía aunque no sabía leer, pero su abuela se los leía ya que a ella le encantaba leer. Su abuela decía que Rebeca tiene hambre de cuentos y relatos. Todo esto le encanta. Era una “retrasada” con una capacidad poética inesperada y conmovedora. Superficialmente era una masa de deficiencias e incapacidades (ella misma tenía la sensación de ser una lisiada mental; en otro nivel, algo más profundo, no había ningún sentimiento de deficiencia o incapacidad, sino una sensación de calma y plenitud. Rebeca intelectualmente se sentía lisiada pero espiritualmente se sentía un ser plano y completo.

La primera vez que la vio el Dr. Sacks podía determinar y analizar en ella una multitud de apraxias y agnosias, una masa de defectos, deficiencias sensoriomotrices, limitaciones de conceptos y esquemas intelectuales similares a los de un niño de ocho años.

Otra vez, la vio sentada en un banco mientras él paseaba, Rebeca contemplaba tranquilamente el follaje abrileño, con mucha satisfacción, al Dr. Sacks le recordó a una joven heroína de Chejov. Rebeca podría haber sido una joven cualquiera disfrutando del paisaje, ésta era la visión que tenía el Dr. Sacks como persona, no como neurólogo.

Cuando el Dr. Sacks se acercó, ella le dijo: “primavera”, “nacimiento”, “crecimiento”, “animación”, “brotar a la vida”, “estaciones”, “todo tiene su tiempo” y pronto el Dr. Sacks pensó en un Eclesiastés: “para todo hay una estación, y una época para cada objetivo bajo el cielo. Una época para nacer y una época para morir; una época para plantar y una época…”. En esta frase se unían, chocaban y se fundían las dos visiones que tenía el Dr. Sacks de Rebeca. Ella se había desenvuelto mal en la prueba pero ahora estaba “integrada” y equilibrada. Las pruebas no habían dado ningún indicio de las capacidades positivas de Rebeca, de su aptitud para percibir el mundo real, de su mundo interior que era integrado y coherente y no un problema o una tarea. En Rebeca las facultades emotivas, narrativas y simbólicas pueden desplegarse vigorosa y exuberantemente, y pueden producir una especie de poetisa natural; mientras que las potencias paradigmáticas o conceptuales, manifiestamente débiles, se desarrollan muy lenta y laboriosamente. Rebeca comprendía esto perfectamente. Rebeca dijo que a ella lo que le gustaba era el teatro así que el Dr. Sacks la sacó de donde estaba y la metió en un grupo de teatro especial, éste le encantó consiguió integrarla.

Rebeca se empezo a convertir en una persona normal y corriente.


Cap. 22: “Un Grove ambulante”


Martin A., un hombre de sesenta y un años, ingresó a finales de 1983 tras contraer parkinsonismo y no poder cuidarse por sí mismo. En la infancia había tenido una meningitis casi mortal y eso le produjo retraso mental, impulsividad, ataques y cierto espasmodismo en un lado del cuerpo. Martin vivió con sus padres hasta que ellos fallecieron, después trabajó donde pudo porque en poco tiempo que estuviese trabajando lo despedían por su lentitud, su tendencia a la ensoñación o su incompetencia habría tenido una vida mucho más dura de no ser por su sensibilidad musical y su notables dotes musicales, no hubiese tenido alegría. Martin hallaba mucho placer con lo que él podía hacer que era ayudar a muchos famosos. Gozaba de una modesta fama como “enciclopedia ambulante” porque sabía la música de dos mil óperas, los cantantes que habían interpretado los papeles en innumerables representaciones, los vestuarios, los decorados… Así pues, Martin era un fanático de la ópera y algo así como un “sabio idiota”. El verdadero gozo era participar personalmente en sesiones musicales, cantando en los coros de las iglesias locales. En esas ocasiones, cuando se entregaba a la música, Martin olvidaba que era un “retardado”, y olvidaba toda la tristeza y la amargura de su vida, sentía como si lo envolviese una gran plenitud, se sentía un verdadero hombre e hijo de Dios.

Su memoria eidética no formaba por sí misma un “mundo” ni transmitía ningún sentido con él. Carecía de unidad, de sentimiento, de relación con él mismo. Era fisiológica, daba esa sensación, como un núcleo mnemotécnico o un banco de memoria, pero no formaba parte de un yo vivo real y personal.

 Al Dr. Sacks le pareció muy curioso y conmovedor que Martina, un retardado, sintiese una pasión tan grande por Bach. A pesar de todas sus limitaciones intelectuales, la inteligencia musical de Martin era plenamente capaz de apreciar gran parte de la complejidad técnica de Bach, el Dr. Sacks se dio cuenta de que no se trataba en absoluto de una cuestión de inteligencia, Bach vivía para él y él para Bach.

Martin tenía dotes musicales “raras” si se las desplazaba de su marco justo y natural. Lo fundamental para Martin había sido siempre el espíritu de la música, sobre todo religiosa. Martin se convirtió en un hombre distinto, se recuperó a sí mismo, se integró, volvió a hacerse real, el niño rencoroso y el retardado estigmatizado desaparecieron al igual que el eidético impersonal, sin emociones, irritante. Reapareció la persona real, un hombre digno y decente, respetado y estimado ahora por todos.

Martin parecia que era otro cuando cantaba, todos sus problemas se alejaban de el y parecia una persona normal.


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